Según Uli Gerhard, gestor senior en Insight Investment , todo apunta a que la subida de las rentabilidades al vencimiento (TIR) y unas tasas de impago moderadas entre los emisores de crédito atraerán el interés de nuevos inversores por el mercado de deuda high yield a corto plazo.
A medida que los mercados globales encuentran un nuevo equilibrio tras un largo periodo de tipos de interés e inflación bajos, la renta fija muestra señales de marcada recuperación, pues los inversores buscan rentabilidades al vencimiento (TIR) crecientes y tratan de diversificar sus carteras.
Uli Gerhard, de Insight, compara el actual mercado de crédito global con un bosque repleto de setas, capaz de ofrecer a los aficionados un amplio abanico de variedades: “Al igual que el buscador de setas encuentra multitud de especies en el bosque, desde setas deliciosas a hongos venenosos, los inversores se enfrentan a buenas y malas elecciones. La aptitud tanto del buscador de setas como del inversor le permite identificarlas y elegir correctamente”, afirma.
Entre las perspectivas más prometedoras del universo de la renta fija, el gestor cree que el mercado de deuda high yield puede proporcionar opciones atractivas a los inversores, sobre todo a quienes invierten en sus tramos de menor vencimiento, donde los menores plazos de inversión pueden ofrecer resultados más predecibles.
Riesgo y rentabilidad
Por lo que respecta al atractivo del crédito high yield, Gerhard comenta que los inversores tienen buenas razones para preocuparse por el riesgo, pero la deuda con grado de inversión (una clase de activo de renta fija considerada como segura) no ha ganado mucho dinero en los últimos años. En cambio, cree que las TIR del segmento high yield permanecen en niveles atractivos, y que su diferencial respecto a la deuda soberana es razonable. Su mensaje para los inversores es que la deuda high yield no es tan aterradora.
“Los bonos high yield nos parecen más seguros de lo que creen los inversores, por varios motivos. Para empezar, los márgenes de beneficio de las empresas siguen siendo relativamente elevados a nivel global, y el apalancamiento corporativo parece haber caído de manera significativa en el segmento, mientras que el de la deuda con grado de inversión ha aumentado durante el mismo periodo. Las tasas de incumplimiento de los emisores high yield son todavía muy bajas en términos históricos, y creemos que permanecerán más bajas de lo que piensan muchos analistas”, explica.
En cuanto al panorama de impagos de los activos high yield, Gerhard esboza una perspectiva eminentemente benigna, añadiendo que los incumplimientos en la clase de activo solo tienden a dispararse cuando los mercados se enfrentan a grandes conmociones o trastornos: “De hecho, el sector ha sido escenario de muy pocos impagos recientemente. Solo tendemos a ver niveles crecientes de incumplimientos cuando ocurre algo extraordinario en el mercado. En 2020 estalló la pandemia de COVID-19, que supuso un gran reto y desencadenó una fuerte oleada de ventas de activos high yield. En la mayoría de los casos, si los inversores seleccionan a las empresas adecuadas, no deberían pasar apuros.”
“El aspecto más importante para invertir con éxito en deuda high yield es contar con buenos analistas. Los inversores necesitan a expertos que comprendan los flujos de caja para ayudarles a seleccionar las inversiones correctas, ya que los ámbitos de diferenciación entre empresas buenas y malas han aumentado sobremanera en los últimos años. Las compañías más sólidas tienden a ser aquellas con longevidad, capaces de hacer frente a sus pagos de intereses y con un plan de negocio creíble”, afirma.
Gerhard también cree que adoptando un enfoque verdaderamente global a la hora de invertir en deuda high yield, los inversores pueden identificar oportunidades y evitar a los activos más arriesgados en mercados específicos, diluyendo de esta manera los niveles generales de riesgo en sus carteras.